Viajar a Sumbawa fue cruzar una línea invisible. Dejé atrás Bali y Lombok, con sus cafés, scooters y after surf, para entrar en una versión más cruda y auténtica de Indonesia. El viaje hasta Lakey Peak no fue corto ni cómodo. Aviones, carreteras rotas y muchas horas de movimiento. Pero cuando finalmente vi la torre de madera sobre la playa y las primeras series rompiendo justo al frente, supe que había llegado a un lugar especial.
🌬️ El viento siempre sopla
Lo primero que sentís al llegar es el viento. Desde la mañana hasta la tarde, Lakey tiene ese viento constante que le da forma a las olas y carácter al lugar. Es parte del paisaje. Y aunque al principio cuesta acostumbrarse, con el tiempo se vuelve parte del ritmo diario.
La ola principal, Lakey Peak, rompe justo frente a la costa. Es una A-frame perfecta: izquierda larga, hueca y técnica; derecha más corta, rápida y divertida. El line-up no es tan amigable como en otros lugares. Hay locals buenos, gringos con experiencia y algunos que se creen locales después de un mes. Pero si sos respetuoso, siempre hay lugar para encontrar tu ola.
🏄 La primera sesión
Me lancé temprano, con marea media y swell moderado. La ola se veía limpia, sin mucha gente. Remé hacia el pico con el corazón latiendo fuerte. Cuando llegó la serie, giré la tabla, remé con decisión y me lancé. Una izquierda potente me empujó con fuerza. Me levanté justo a tiempo, bajé y abrí la línea. La pared se abría frente a mí como una autopista de cristal. Sentí la velocidad, el viento en la cara, y esa mezcla de miedo y felicidad que solo pasa en una buena ola.
Caí en la segunda ola. El reef raspó mi pierna. Nada grave, pero un recordatorio claro: acá no se viene a jugar. Cada sesión exige atención. Y cada ola se gana.
🍜 Vida simple, rutina de mar
Después del surf, la rutina es básica: desayuno en un warung frente al mar, charla con otros surfistas, siesta al mediodía, otra sesión a la tarde. No hay bares, ni centros comerciales, ni mucho que hacer más allá del agua y el cielo. Y eso es lo que hace a Lakey tan único.
Las noches son tranquilas. Cena temprano, cerveza fría, y mirar las estrellas. Algunos días el viento se calma al atardecer, y el silencio lo llena todo. Es un lugar donde el tiempo se estira, donde aprendés a vivir más lento y valorar cada detalle.
🌴 Conclusión
Lakey Peak no es para todos. Es remoto, ventoso, y a veces rudo. Pero si buscás una ola seria, días de conexión con el mar y una comunidad de surfistas auténticos, este rincón de Sumbawa puede regalarte momentos que no vas a olvidar.
🌊 Una buena ola, una herida leve, un atardecer en silencio. A veces, eso es todo lo que necesitás.